Cesc Fàbregas entra hoy en la fase más dura del largo proceso que debería acabar con su fichaje por el FC Barcelona. El jugador vuelve a entrar en la dinámica del Arsenal y, por tanto, deberá resistir a las presiones internas que reciba, sobre todo, por parte de Arsène Wenger para quitarle de la cabeza la idea de vestir la próxima temporada la camiseta blaugrana.
De momento, el club ‘gunner’ ha logrado parte de su objetivo ya que Cesc deberá enfundarse la indumentaria del conjunto londinense en la sesión abierta hoy a los socios del Arsenal y en la que deberá realizarse la fotografía oficial de la temporada.
A estas alturas de la película, al de Arenys ya le gustaría haberse presentado con la camiseta que vistió de niño en las categorías inferiores barcelonistas. Sin embargo, la negociación se está eternizando.
La junta directiva de Joan Laporta se quedó a medio camino después de presentar una oferta formal de 35 millones de euros, mientras que los nuevos rectores del club comandados por Sandro Rosell están esperando el momento de entrar en liza con una nueva propuesta.
El jugador ha tenido que llevar hasta la fecha el peso de la operación con las entrevistas que ha mantenido con Wenger pidiéndole que acepte su traspaso. El francés le ha cerrado las puertas, si bien la predisposición del francés podría cambiar en cuanto llegue una oferta económica más alta y se aproxime más a los 50 millones de euros, que es la cantidad a partir de la que el Arsenal empezaría a hablar.
El Barça debe mover ficha, pero Cesc también tiene la palabra. El jugador se incorpora a los entrenamientos con la sensación que ha hecho los deberes y que ya no tiene argumentos para continuar pidiendo su marcha. Sin embargo, se encontrará a diario con Wenger y las conversaciones serán inevitables. Será entonces cuando Fàbregas deberá insistir en su deseo de fichar por el Barça.
El Arsenal, por su parte, tratará de presionar al jugador para que pronuncie de forma favorable a los intereses del club. Wenger ya comentó el fin de semana que esperaba que el jugador “aclarara el ambiente”, por lo que le instarán a que realice algún tipo de declaración y todo apunta a que sería en los medios oficiales del entidad, ya sea en la página web o en el canal de televisión propio.
Cesc deberá entonces tomar la palabra. Su intención es evitar el contacto con los medios de comunicación. Tanto desde el Barça como el propio jugador entienden que la mejor manera de reconducir la negociación es a través de la discreción y el sigilo. En cambio, al Arsenal le conviene que Fàbregas se pronuncie y lo haga diciendo que continuará una temporada más en el Emirates. Una posibilidad que a estas alturas aún no entra en la cabeza del jugador, aunque hoy se vista de ‘gunner’ y empiece a entrenarse con sus compañeros.
El jugador tuvo tiempo de reflexionar durante el último día de vacaciones que pasó en Londres tras llegar el martes por la noche. Fàbregas sabe que le esperan días duros, ya que además de la presión que le someta el propio club también deberá ser fuerte ante los comentarios de la prensa inglesa, que no irán precisamente de su lado si sigue con su idea de jugar en el Barça. Su intención es la de aislarse y ser más fuerte que nunca.
De momento, el club ‘gunner’ ha logrado parte de su objetivo ya que Cesc deberá enfundarse la indumentaria del conjunto londinense en la sesión abierta hoy a los socios del Arsenal y en la que deberá realizarse la fotografía oficial de la temporada.
A estas alturas de la película, al de Arenys ya le gustaría haberse presentado con la camiseta que vistió de niño en las categorías inferiores barcelonistas. Sin embargo, la negociación se está eternizando.
La junta directiva de Joan Laporta se quedó a medio camino después de presentar una oferta formal de 35 millones de euros, mientras que los nuevos rectores del club comandados por Sandro Rosell están esperando el momento de entrar en liza con una nueva propuesta.
El jugador ha tenido que llevar hasta la fecha el peso de la operación con las entrevistas que ha mantenido con Wenger pidiéndole que acepte su traspaso. El francés le ha cerrado las puertas, si bien la predisposición del francés podría cambiar en cuanto llegue una oferta económica más alta y se aproxime más a los 50 millones de euros, que es la cantidad a partir de la que el Arsenal empezaría a hablar.
El Barça debe mover ficha, pero Cesc también tiene la palabra. El jugador se incorpora a los entrenamientos con la sensación que ha hecho los deberes y que ya no tiene argumentos para continuar pidiendo su marcha. Sin embargo, se encontrará a diario con Wenger y las conversaciones serán inevitables. Será entonces cuando Fàbregas deberá insistir en su deseo de fichar por el Barça.
El Arsenal, por su parte, tratará de presionar al jugador para que pronuncie de forma favorable a los intereses del club. Wenger ya comentó el fin de semana que esperaba que el jugador “aclarara el ambiente”, por lo que le instarán a que realice algún tipo de declaración y todo apunta a que sería en los medios oficiales del entidad, ya sea en la página web o en el canal de televisión propio.
Cesc deberá entonces tomar la palabra. Su intención es evitar el contacto con los medios de comunicación. Tanto desde el Barça como el propio jugador entienden que la mejor manera de reconducir la negociación es a través de la discreción y el sigilo. En cambio, al Arsenal le conviene que Fàbregas se pronuncie y lo haga diciendo que continuará una temporada más en el Emirates. Una posibilidad que a estas alturas aún no entra en la cabeza del jugador, aunque hoy se vista de ‘gunner’ y empiece a entrenarse con sus compañeros.
El jugador tuvo tiempo de reflexionar durante el último día de vacaciones que pasó en Londres tras llegar el martes por la noche. Fàbregas sabe que le esperan días duros, ya que además de la presión que le someta el propio club también deberá ser fuerte ante los comentarios de la prensa inglesa, que no irán precisamente de su lado si sigue con su idea de jugar en el Barça. Su intención es la de aislarse y ser más fuerte que nunca.