En Londres se espera mañana a Cesc Fàbregas para hacerse la fotografía oficial como jugador del Arsenal para la temporada 2010-2011, la que el centrocampista de Arenys aún confía en poder jugarla con el Barça. Para Cesc, ahí empieza realmente la cuenta atrás de su operación salida, un calendario que difiere de la versión que está ofreciendo el Barça a través de sus portavoces más autorizados.
Hasta ahora, el club azulgrana está recordando que tiene tiempo hasta el día 31 de este mes para fichar al centrocampista, mensaje que dio el vicepresidente deportivo Josep Maria Bartomeu y que repitió ayer el entrenador Pep Guardiola desde Corea del Sur.Cesc, en cambio, confiaba que a estas alturas ya se hubiera progresado mucho en su traspaso. Por eso vive sus días más incómodos, al observar que la negociación no ha prosperado desde hace ya demasiado tiempo. El jugador ha aguardado meses a que cristalizaran las negociaciones desde que hizo pública su intención de venir al Barça un día de mayo en Port Aventura. Él, personalmente, charló hasta tres veces cara a cara con su entrenador en el Arsenal, Arsène Wenger, haciéndole saber cuáles eran sus expectativas profesionales y humanas, por lo que considera que ya ha puesto todo de su parte y que ahora es cosa de los clubs arreglar este asunto.
Para Cesc es el momento de empezar a pensar solamente en fútbol. Observa que el inicio de la Premier League está programado para el próximo día 15, que además arranca con un enfrentamiento en Anfield ante el Liverpool, y asume que su aterrizaje en Londres debe ser impecable y profesional. Cesc llega al Emirates para retratarse como un miembro más de la plantilla de Wenger, un acto que inevitablemente será más simbólico que nunca. Es, además, jornada de puertas abiertas para la afición 'gunner' y él es, mientras Arsenal y Barça no digan otra cosa, el capitán del equipo inglés.
El Barça, mientras, aplica una táctica de desgaste que corre el riesgo de desgastar también a Cesc, impaciente porque desde el Camp Nou se dé un paso adelante. Ese paso adelante pasa por una oferta superior a la única que consta, de 35 millones de euros.
Los dirigentes azulgrana aseguran oficialmente que no han podido presentar oferta alguna al Arsenal porque los ingleses no quieren vender. En realidad, el Barça aplica la paciencia como método: quieren que Cesc caiga como fruta madura y no fruto de la ansiedad. Traducido, eso quiere decir que Cesc debe llegar al Barça por un precio elevado, pero no por una locura fuera de toda lógica de mercado, que ha sido desde el primer día la esperanza 'gunner'